viernes, 25 de mayo de 2012

Contexto sociocultural

El texto que aquí presento recoge una crítica a la educación académica que se impartía en las aulas de las escuelas en las décadas de 1980 y 1990. De alguna manera, destapa la cuestión ética que reconduce al debate acerca de ¿qué es lo que se aprende en la escuela y para qué sirve? Por supuesto, el problema que plantea el texto tiene un carácter histórico y cabe señalar que Alemania no es, ni mucho menos, el único país que ha sufrido controversias con la regulación de la calidad educativa. Como en muchos otros países, a lo largo de la historia se han producido notables diferencias entre la transferencia de saberes que serían útiles en el medio que le rodea y en el momento histórico que vive, como su participación en la larga línea de transmisión cultural. Para responder a este polémico interrogante que invita a la reflexión acerca de la educación del ciudadano, es necesario conocer las bases del sistema educativo alemán, el cual hoy en día puede presumir de ser uno de los más exitosos del mundo.

1. Historia del sistema educativo alemán
Para conocer los orígenes del sistema educativo alemán hay que remontarse a la Edad Media. Durante siglos, la Iglesia ha sido la principal encargada en la formación tanto de futuros clérigos como de educar a los hijos de la aristocracia. Posteriormente, surgieron escuelas para la clase alta adinerada. En 1386 se fundó la primera universidad en territorio alemán, la Universität Heidelberg. Sin embargo, la mayoría de los padres prefería educar a sus hijos en casa.

Fue la reforma luterana la que contribuyó decisivamente al desarrollo del sistema educativo alemán. A partir del siglo XVIII, las escuelas dejaron de estar solo al alcance de unos pocos para abrirse a la mayoría, sin importar la clase social a la que perteneciesen. Asimismo, la educación básica de las niñas empezó a cobrar un papel importante. Se puede considerar un acontecimiento clave en la historia de la educación la introducción de la educación primaria obligatoria y gratuita de ocho años en el Reino de Prusia en 1763. A finales del siglo XVIII, casi todos los niños acudían a la escuela. Se produjo una modificación en el sistema de la época que permitiese garantizar una cierta calidad de educación. Prusia instauró un certificado estatal para actuar en calidad de docente en 1810, y el Abitur en las escuelas secundarias en 1788, que más tarde se exigiría como condición para el acceso a las universidades. Para entonces, las mujeres todavía no serían admitidas en las universidades hasta 1919.

Las bases del sistema educativo continuaron sufriendo alteraciones que se acentuaron con la llegada de la República de Weimar (1919-1933). Se universalizó la educación primaria de cuatro años en la Volksschule y se hizo gratuita en toda Alemania. La Mittelschule permitía continuar estudiando a aquellos que tenían suficientemente dinero y un buen promedio.

La ideología nazi tuvo una gran influencia en las escuelas, pero cabe señalar que el sistema se mantuvo durante la época del nacionalsocialismo (1933-1945). No ocurrió lo mismo después de la Segunda Guerra Mundial. Los Aliados modificaron el sistema y de relaboraron los currículos escolares según sus propios intereses políticos.

A partir de 1949, el Grundgesetz confirma que la soberanía sobre el sistema educativo pertenece a diversos los Bundesländer. Se produjeron más cambios, como la instauración de la Volksschule de ocho años y el Gymnasium, de nueve años de duración y se introdujo la Hauptschule. Sin embargo, en la RDA (República Democrática Alemana, 1949-1990), el sistema educativo tuvo un desarrollo centralista, cimentado en la ideología marxista. La Einheitsschule de ocho años era obligatoria, a la cual le seguía la Erweiterte Oberschule, de cuatro años, en lugar del Gymnasium. Con la unión de las dos Alemanias, las bases del sistema educativo de Alemania Occidental, en gran parte, fueron transferidas a los estados de Alemania Oriental. En los años 60 y 70 se tuvo como objetivo la introducción experimental de una Gesamtschule, pero no se esclareció nada y las reformas de educación se estancaron. A raíz de los malos resultados del Informe PISA de 2000, fueron los niños y los jóvenes de familias de inmigrantes los que pasaron a ocupar el primer puesto del podio en materia de educación. Actualmente, para asegurar una garantía de calidad se están elaborando nuevos modelos educativos, se realizan Vergleichsarbeiten y evaluaciones de las escuelas.

2. Sistema educativo alemán actual
Esta tabla presenta la estructura del sistema educativo alemán distinguiendo los niveles de enseñanza en consonancia con las edades correspondientes, así como los títulos obtenidos en los diferentes grados.

3. Claves del éxito del sistema educativo alemán actual
Hoy en día, Alemania es uno de los países con mayor éxito en materia educativa del mundo. Teniendo en cuenta su trayectoria histórica, cabe preguntarse cual ha sido el secreto que les ha conducido al orgullo, la admiración en el extranjero y el entusiasmo del propio país germano por sus logros. A decir verdad, tienen varias razones.
En primer lugar, la sencilla división en tres tipos de escuelas: escuelas primarias, escuelas técnicas y escuelas vocacionales. Esta división permite a las escuelas adaptar sus programas educativos a las habilidades y aspiraciones de los estudiantes. Las escuelas elementales pueden establecer verdaderos retos para los estudiantes con orientación académica.
Las escuelas técnicas motivan a sus alumnos presentándoles los principios teóricos mediante ejemplos prácticos. Este sistema se considera un éxito debido a su capacidad para generar entusiasmo y, a su vez, poner a prueba las habilidades de los futuros trabajadores.
El segundo componente fundamental es la amplitud de los programas educativos de elite. Una vez superado el sexto grado, los estudiantes alemanes estudian media docena de asignaturas básicas (incluyendo matemáticas y alemán) y otra media docena de materias de menor importancia. Los alemanes no gozan del dudoso privilegio británico o español de tener que elegir irrevocablemente entre las dos culturas, científica y social, antes de los 18 años. Incluso los estudiantes universitarios estudian una amplia serie de asignaturas. El tercer elemento de éxito guarda relación, en cierto modo, con el segundo. Se trata de la igualdad de valor que se da a las ciencias y a las artes, sin  menospreciar ninguna ciencia de estudio. Por encima de todo esto, la mayor gloria de la
educación alemana es el llamado sistema dual. Todo joven de 15 años que no desea ir a la universidad, tiene la opción de elegir un período como aprendiz con una duración de tres años o más. Esto permite combinar la capacitación en el propio lugar de trabajo, como en una fábrica de la localidad, con la enseñanza teórica. Aquellos estudiantes que consigan sus objetivos tienen garantizado un puesto de trabajo en las fábricas de su propia localidad. Los menos exitosos cuentan igualmente con amplias probabilidades de sacar buen provecho a su entrenamiento.

4.  El saber de las escuelas

Desde siempre, la escuela fue el primer lugar que se ha tenido para desarrollar hábitos sociales, es decir, para aprender a vivir y para que cada niño desarrolle sus propios intereses. Sin embargo, desde generaciones atrás, la realidad es bien distinta. El texto plantea una cuestión importante, la misma que abre el debate y hace que nos propongamos unas cuantas reflexiones. ¿Prepara la escuela a uno para la vida? ¿Se necesitarán todos esos conocimientos adquiridos? ¿Por qué, finalmente, todo se acaba olvidando? Por poner un ejemplo, la educación, tal y como se practica en las sociedades, es como si nos preparase para ir al Polo Norte con ropa de verano. Da una orientación errónea para la vida. Se desentiende de los mayores potenciales de las personas, obligándoles a adquirir un cúmulo de conocimientos los cuales, en su mayoría, no le servirán para nada. Esto hace que con el tiempo, gran parte de esos conocimientos se olviden. Así mismo, el plano emocional es ajeno a las escuelas, lo que en un futuro hará que nos encontremos con un mundo social cada vez más complejo. Uno se pregunta qué puede hacer para mejorar esta situación. Desde mi punto de vista, hay varios factores que considero que podrían ayudar.
En primer lugar, que todas las escuelas de todos los países del mundo se desvinculen de los intereses momentáneos y particulares de los gobiernos. Es importante que la política educativa no sea planteada como una política de Estado.
En segundo lugar, la formación y preparación del docente. La calidad de la docencia, su falta de preparación como profesionales de la educación está estrechamente vinculada con el desprestigio que gozan en la sociedad actual. Los salarios subvaluados de estos profesionales son tan sólo un ejemplo más del desmerecimiento que sufren.
En tercer lugar, cabe señalar la desvalorización de la educación por parte de las familias, particularmente de los padres. Actualmente, son numerosos los casos en los cuales los padres de alumnos presentan quejas y protestas hacia los docentes o personal directivo, contribuyendo todo eso al aumento del desprestigio de las instituciones escolares.
Por último, considero que existe un elemento cultural que es importante señalar. Este es la pérdida de los valores del esfuerzo, la importancia del aprendizaje, la preparación para la vida adulta, la motivación del alumnado, incluso la pérdida del respeto hacia los mayores.
En resumen, me gustaría que esta reflexión personal sobre la práctica de la educación no sea acusada como negativa o pesimista, puesto que la intención es la de dar a conocer posibles respuestas al gran conflicto educativo para mejorarlo, con una visión de sumo optimismo. Así mismo, quiero matizar que a pesar de todo sin educación las sociedades no podrían desarrollarse, reproducir sus valores o progresar.



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